Madrid y la magia del momento

 Cada paso que damos nos conduce a los lugares y personas que nos esperan desde siempre. Algunos serán aprendizajes, otros lealtades, otros sonrisas y otros caricias al alma. Y entonces esos espacios se llenarán de aquellas emociones y así los recordaremos.

    Viajar a Madrid para mí siempre es un momento mágico. Es una ciudad fascinante cargada de historia viva en la que te salen al paso gentes de todo el mundo, músicos callejeros que te sobrecogen el alma, indigentes durmiendo en las calles principales que te encogen el corazón, manifestaciones de cualquier colectivo que pretende hacerse oír, en fin, un totum revolutum que la torna increíble. La siento como un espacio abierto, una puerta directa al cielo.
Pº del Prado, Madrid


    Si además viajo con el motivo del pasado viernes la experiencia ya es completa. El Ágora de la poesía, ese espacio sagrado de las letras leonesas y siempre internacionales, quiso allegarse a la capital del reino, más en concreto a la Casa León, para presentar todos los libros que se han ido publicando a través de LapiZcero ediciones capitaneada por Xavier Tusalle. Entre ellos se encontraba mi Céfiro, mi viento suave de primavera que no ha dejado de proporcionarme alegrías. 
     Sigo estando en una nube, flotando entre la irrealidad y la certeza, sin terminar de saber cuál es cuál por lo que me dejo llevar e intento disfrutar del momento. Muchas veces me pregunto si soy una persona triste con momentos de felicidad o más bien lo contrario. Voy descubriendo que soy una persona tenaz, que lucha por lo que quiere, que se cae constantemente y las mismas veces se levanta. Eso sí lo sé, eso lo hago casi cada día. Y además sé que soy muy afortunada porque la vida no deja de regalarme momentos y personas maravillosas.
     Poder cumplir el sueño de publicar un libro me sigue sorprendiendo. Pero además compartirlo y que te cuenten cómo les hace sentir a los otros, eso ya es otro nivel. Es ser consciente de que aquello que escribes además de para liberar tus emociones sirve para conmover a otras personas. Y entonces, sin quererlo, sin pretenderlo, sin siquiera soñarlo, tus palabras son una modesta aportación al mundo del arte en una de sus manifestaciones.
     En ésta presentación conjunta con mis compañeros del Ágora me sentí muy arropada también por familiares y amigos. Rodearte de cariño sincero es la mejor terapia del mundo. Mirar al auditorio y cruzar tu mirada con ojos cargados de afecto te alienta y reconforta muchísimo.
    Pude compartir mis letras en lengua de signos mientras Margarita Campos, poeta madrileña, les daba voz. Recuperar ésta faceta guardada en el cajón del tiempo me ha procurado no pocas satisfacciones. Siempre me entusiasmó ser intérprete de lengua de signos en bimodal. Es una lengua cargada de emoción. Porque no solo utilizas las manos, se debe acompañar el gesto, los movimientos corporales y sobre todo la expresión del rostro. No es una noticia que soy muy expresiva, de hecho mi hermana me dice que miro con subtítulos. Y me da la risa pero sé que es verdad. No me dejo nada dentro, lo que no logro contar con palabras o juzgo que no debo decir, no se queda en el tintero porque mis ojos hablan por mí. Lo que me reporta muchas cosas positivas y otras no tanto. 
Interpretando en LSE bimodal

    Pero, así las cosas, cambiar es harto complicado y como le decía a un amigo éstos días tampoco quiero, ¡hala! No puedo dejar de ser yo misma porque me hagan daño, ¿no deberían cambiar los demás? No tenemos la obligación de gustar a todo el mundo pero tampoco debemos obligar a que nos quieran o acepten así. Están en todo su derecho de alejarse de nuestras vidas. Y nosotros de continuar nuestro camino. Agradezco cada persona que he tenido la suerte de conocer. Todas, absolutamente todas, han cumplido un propósito en mi vida y yo en la de ellos. De todas conservo el mejor de los recuerdos y a todas las llevo en mi alma. 
     Y éste fin de semana madrileño me ha vuelto a poner personas maravillosas en el camino. Familia, amigos entrañables con los que he compartido infancia, otros juventud, otros madurez y otros con los que espero compartir éste tiempo. Me ha conmovido y divertido muchísimo recordar anécdotas de antaño, abrazar con el alma, apapachar que dicen los mexicanos, mirar la vida a través del tiempo que pasa en nuestros niños. 
    En fin, todo emociones en un Madrid que siempre recibe y acoge con los brazos abiertos. Que además nos regaló un cielo y una luz espectaculares. Espero regresar pronto. Siempre quedan mil cosas que hacer, mil sitios a los que ir, mil personas a las que volver.
      Solo restaron despedidas, abrazos, nos vemos pronto, venid por León y de vuelta a casa.
   No puedo dejar de señalar la parada en Segovia, lugar al que íbamos de niñas y que logró emocionarnos. El tiempo pasa tan deprisa... Aún me veo de la mano con mi hermana, sintiéndome protegida y admirando su arrojo. Ahora seguimos caminando juntas y ese es el mejor de los regalos.
       No dejaré de soñar, de creer, de esperar, de aprender, de volar, no dejaré de vivir.
       ¡Hasta pronto Madrid!
Acueducto, Segovia

    
    

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