Cor, cordis

Huele a café recién hecho y a sueños cumplidos. Puede que sean los olores más agradables del mundo. A través del olfato evocamos recuerdos en nuestra memoria.

Recuerdos, qué hermosa palabra. Ayer en clase de latín nuestro magnífico profesor, Miguel Ángel Estrada, nos habló de su etimología. Significa volver a pasar por el corazón. Bellísimo. Ahora bien, también así entendemos por qué muchos recuerdos nos llenan los ojos de lágrimas. Regresan a nuestro corazón momentos maravillosos pero cargados de nostalgia. O bien momentos tristes y dolorosos.

No obstante, siempre hay que darlos por bien empleados. Todo lo sucedido conforma la persona que somos en la actualidad. Vamos dejando atrás personas, momentos, lugares. Pero, sin duda, vamos abrazando todo eso en un nuevo escenario.

Por ejemplo, para mí, poder ir a la Universidad era algo imposible. Incluso terminé relegándolo a la jubilación. Pues tenía claro que antes no podría ser.

Y hete aquí que me matriculado este curso en Lengua española. Feliz es poco, es una satisfacción más profunda, es tocar con la yema de los dedos un sueño al tiempo que flotas entre la realidad y la incredulidad.

Todo cobra un sentido onírico porque siempre me empeñé en dejar aquello que realmente me apasionaba en segundo plano. Y qué gran error es eso. La vida es una y breve. Dejar para después o lo que es peor para nunca es lo más terrible que podemos hacer como seres humanos.

Vivimos a través de las emociones, de los afectos, de los sentimientos. Si esto lo apartamos porque tenemos cosas más importantes que hacer viviremos una vida mediocre. Y ojo, que no estoy diciendo qué es aquello que nos proporcionará la felicidad. Cada uno tiene el trabajo de averiguarlo por sí mismo.

Para algunos será un camino intelectual, habrá quien ame la naturaleza, otros dedicarán su vida a las labores manuales. Cualquier camino que nos haga felices será el camino correcto.

Entre mis muchas ocupaciones, durante un tiempo cuidé enfermos crónicos muy entrados en años. Algunos por desgracia con altos grados de demencia. Mientras cuidaba su descanso les oía hablar en sueños. Y no dejaba de preguntarme ¿qué contaré yo cuando me encuentre en esa situación? Esos monólogos son el resumen de nuestra vida. De nosotros depende que sean divertidos, entrañables, interesantes y sobre todo felices.

Re-cordis: volver a pasar por el corazón.

Te deseo y me deseo que todo aquello que vuelva a pasar por nuestros corazones sea bello, sea real, sea satisfactorio y aunque algo sea triste también se vale. Qué mejor demostración de una vida plena que aquella repleta de emociones.

Los árboles también tienen corazón 
Foto: Lidia Fos 


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