Nadie en la plaza

Plaza del Grano


Ya desnudas tus ramas, harto de tanta ignominia,

te presentas ante el mundo con valentía espartana,

mostrándote sin reparo ante curiosas miradas

permitiendo que los rayos de un sol tímido de noviembre

acaricien tus brotes penetrando hasta tu entraña.


Observas desde la copa a tantos viajeros distintos,

tantas vidas fabulosas, tantas vidas de dolor,

tantos niños juguetones, tantos besos, tantas risas,

tanta vida que se escapa y se nutre de las aguas de los ríos que se abrazan.


En el medio de la plaza miras sus antiguas piedras,

sorprendido por la ausencia de bullicio, por la falta de las gentes,

por las voces silenciadas, por los chicos sin sus riñas,

ay, por los vasos que ya no se acercan,

como los cuerpos se buscan en horas tardías, locas, saciando las ansias todas.


¿Qué ha pasado en este mundo?

Algo ha cambiado los usos, algo ha virado su rumbo,

algo que tú no comprendes, algo extraño que estremece.


A pesar de la sorpresa permaneces arraigado,

en el medio de la plaza, de la plaza de mi pueblo,

de la plaza que es de todos,

de la plaza que se llena de la energía del mundo,

que abraza los nuevos tiempos,

que los abraza aun ahora, ahora que nos los entiende.


Nadie te dice qué pasa,

nadie le cuenta a la fuente,

nadie le explica a la plaza,

por qué, no viene la gente.



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