Feliz Navidad o no

Así lo digo, sin acritud y mas bien por respeto absoluto a todos aquellos que no lo celebran, que no les gusta, que no se suman a la farsa de amor y buenísmo. Y puestos a reflexionar, qué representa para mi la Navidad..., es difícil decirlo con exactitud pues en el devenir de mi vida he pasado por diferentes momentos espirituales. Claro, partiendo de la base que para mi, estas fechas son eminentemente religiosas y casi me siento ridícula al manisfestarlo de esto modo. Escasas personas encuentro a las cuales preguntar qué significa para ti la Navidad y me digan al nacimiento de Jesús, la llegada del Señor y como esto cambió mi vida y la dió sentido. He de decir que en mi infancia, dentro de otra religión encontré infinidad de hombres y mujeres muy creyentes, con un sentido de la espiritualidad muy marcado. Ahora en una época más reciente también he podido debatir largo y tendido con católicos convencidos, a todos ellos, los unos y los otros, los admiro y respeto profundamente. Admiro y respeto la fé, la profesé en diferentes formas a lo largo de mi vida y sé que cuando algo lo haces desde el sentimiento y la sinceridad solo te puede reportar beneficios.
Por la misma razón ahora respeto y admiro a quién rechaza de plano la farsa, a quién huye de las luces, a quién cena una tortilla en casa la mar de tranquilo. También apoyo a quién se reúne alrededor de una mesa para acompañar a sus seres queridos para que no se sientan solos. No se trata, bien lo sé, del nacimiento de un Salvador, se trata de unir, se trata de, por unos días, vivir en una cierta armonía que anestesia la brutalidad del mundo.
Cada vez más pienso, que solo se trata de repartir utopía en forma de abrazos, buenos deseos, de reunir al máximo de personas queridas a tu lado para hacer del mundo un lugar más amable, un lugar de ensueño, un lugar inexistente pero al que todos quisiéramos viajar más de una vez.
¡Feliz vida!


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