Que te den morcilla

Y en un día como hoy, San Froilán, que te den de la buena, según los entendidos, sosina y picantona. Después de tantos años de comercial visitando negocios varios y sobre todo de hostelería, algo he ido aprendiendo. Es un trabajo realmente interesante, de esos en los cuales la psicología funciona al mil por mil, en los que aprendes a través de la observación, que te dejan muchos momentos y personas maravillosas. Pero no quiero desviarme del tema, de una fiesta de gran calado y tradición que nos lleva de la Virgen del Camino y sus peregrinos al centro de la ciudad y sus visitantes y autóctonos disfrutando de la algarabía popular.
Carro engalanado 

Obviando el barullo que impregna las calles de la Virgen se puede disfrutar de los hermosos carros engalanados con objetos de otros tiempos, tirados por bueyes, caballos o burros. De sus ocupantes vestidos de la época en la que se venían de esa guisa, de los pueblos cercanos a vender sus manjares y excedentes. Si logras abstraerte del mundanal ruido, centrando la atención en ellos y la música tradicional de castañuelas y panderetas sí que puedes viajar a aquellos tiempos en los que la vida era más gravosa físicamente pero más lenta y reposada, más acorde con el ritmo natural de las cosas. Nos adentramos de lleno en el mercado que todo lo envuelve a rebosar de todo tipo de mercancías y viandas que traen de diferentes puntos de nuestra geografía, incluidos unos panes de maíz que encuentro irresistibles. Mi curioso hijo se detiene en un pequeño puesto en el que el hombre explica detalladamente un invento para hacer velas caseras el cuál nos resulta interesante y decidimos probar suerte y llevarlo a casa.
Vela artesana
de aceite 

No te puedes marchar, o sí, sin comprar los "perdones" las afamadas avellanas. Cuenta la tradición que se pide el perdón a la novia por dejarla para irse de romería o bien a la Virgen, no parecen ponerse de acuerdo.

Visto un San Froilán vistos todos no obstante dicha afirmación no me resulta acertada pues cada año que he decidido subir ha sido distinto por la compañía o las circunstancias, los recuerdos siempre se van ligando a las emociones que sentimos en los momentos en los que suceden. Siempre es enriquecedor generar recuerdos nuevos en lugares que albergan otros empañados por el paso del tiempo o de los sucesos. Por tanto, este ha sido, para mí, uno muy especial acompañada por mis hijos, hermana y tía paterna, tres mujeres luchadoras y valientes que hemos ido enfrentando las luces y sombras que se nos han puesto por delante. Y mis tesoros, mi huella en el mundo a través de ellos, la fuerza motriz creadora de una versión revisada de tí misma que se esfuerza por dar siempre lo mejor aunque se equivoque una y mil veces.

De vuelta a León hacemos una parada obligada a la plaza del Grano, atestada de gentes escuchando música en directo, tomando algo en las terrazas, llenando el aire de conversaciones, risas, alegrías. El maravilloso clima invita a quedarse un ratito más sentada a los pies de la cruz, acompañada por una cerveza y una gratificante lectura mientras los niños juegan y hacen nuevos amigos.

Levanto la vista al paso de una bandada de pájaros que crean una imagen de cuento en un cielo azul intenso y de nuevo observo a mis hijos alegres, despreocupados y pido al cielo, al dios de Spinoza, que me permita acompañarles muchísimos más San Froilanes generando nuevos y entrañables recuerdos.

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