Cartas literarias a flor de piel

    Ha sido una semana de grandes emociones al hilo de mi presentación Cartas Literarias. Este proyecto vio la luz hace ya casi un año, gracias al Ampa del C.E.I.P. Luis vives y a mis queridos Sole y Álvaro, por aquello de tener buenos amigos que muchas veces creen más en ti que tú misma.

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    Mi amor por las letras vive en mí desde que tengo memoria. Me acercaba con curiosidad a la palabra escrita, emborronaba un diario y escribía poemas. Siempre vivía todo alrededor de las palabras. Pero, como la vida rara vez se plantea como uno quiere o la imagina, ese amor permaneció latente en mi corazón sin poder desarrollarlo.

    Pero, hete a aquí, que aquello que alimenta el espíritu y es nuestro verdadero tesoro termina encontrando el camino para salir a flote. Después de un duro golpe de la vida, de esos golpes con los que te replanteas todo de nuevo, esos que ocasionan una verdadera revolución interior, ya tomé una primera decisión que no fue otra cosa que un primer paso para lo que vendría años después. Comencé, por tanto, a estudiar el Bachiller superior de letras, no podía ser otro, claro está. 

    Aunque, la vida me tenía nuevas sorpresas y rumbos inesperados, así que, al finalizar mis estudios, emprendí mi proyecto más importante, formar mi propia familia. Inmersa estuve, durante sus primeros años, en la crianza de mis dos maravillosos hijos, fuente inagotable de felicidad e inquietud. Inquietud por aquello de pensar que nunca estás a la altura de las circunstancias como madre. 

    Pero de nuevo se produjo un giro de timón y el proyecto inicial se tornó en una familia de tres, extraordinaria.

    Este profundo cambio de los acontecimientos me llevó por diferentes vericuetos que me lanzaron directamente a una noche de verano del Ágora de la poesía, en el anfiteatro de San Marcos (León), espacio abierto para todo aquel que desee hacerse oír. Ese nuevo punto de partida me ha traído hasta aquí, hasta este momento de mi vida en el que he publicado un primer poemario, Céfiro, he hecho varias colaboraciones en recopilaciones de relatos y revistas culturales, he participado en micros abiertos y recitales, he cofundado una asociación cultural, Promusicantes, me he matriculado en mi amada filología hispánica y, actualmente, estoy impartiendo esta charla audiovisual llamada Cartas Literarias.

Con los grupos de 6°

    
Es una charla  interactiva donde sumerjo a los niños en un viaje en el tiempo para conocer el nacimiento del lenguaje y la escritura. Hablamos de filosofía, autores, géneros literarios y nos divertimos poniendo en escena fragmentos teatrales. Ha sido maravilloso poder hacerlo estos días en el C.E.I.P. El Trepalio (Trobajo del Camino). La afectuosa acogida de Ana Belén Aller Gutiérrez, Mª Jesús Gil Voces, el profesorado y de mi querida Elena Mata, me ha hecho sentirme en casa. Los niños son absolutamente fascinantes. Encontrarte con miradas sorprendidas, sonrientes, absortas, es el mejor regalo que he recibido nunca.

    El viaje de estas Cartas Literarias continúa. En las próximas semanas iré publicando nuevas entradas con las experiencias que viva en los diferentes talleres a los que me han invitado a participar desde la asociación Aldis de salud mental. Gracias a Juanjo Moro por la confianza y el cariño depositado en mí.

    Y como quien no quiere la cosa he resumido mi vida en varios párrafos, como si tal fuera posible, como si todo lo vivido se pudiera contener en estas letras. 

    La emoción se imagina a través de las palabras, se intuye, pero no se puede aproximar ni con mucho a lo que bulle en el fondo del alma. En ese lugar donde sigues siendo una niña cargada de sueños que mira por la ventana al mundo que pasa y se pregunta cuándo le tocará su turno para entrar en acción.

    Sospecho que la vida me tiene preparados nuevos cambios de rumbo, giros inesperados de timón. Seguro que seguirán cruzándose en mi discurrir maravillosas personas que acompañarán mi camino, algunas durante todo el trayecto, otras durante alguna vereda. Todas necesarias, todas valiosas, todas seguirán sumando emociones, aprendizajes, experiencias y todas seguirán escribiendo un renglón en mi biografía.  

    Por lo tanto solo me resta decir en palabras de la cantautora chilena, Violeta Parra,

 

Gracias a la vida que me ha dado tanto

 

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