Deliciosa bruma poético musical

    Fue toda una sorpresa la llamada de Miguel. Tenía mi contacto a través de un amigo común, Juanjo, y me pedía participar en un recital poético musical para conmemorar el Día contra la violencia de género. Acepté sin dudarlo, emocionada y con un gran sentido de la responsabilidad por aquello que se iba a reivindicar.

     Me puse manos a la obra y creé tres nuevos poemas para tan importante ocasión. Sabes el camino, ¡Basta! y Me voy para siempre. El proceso creativo siempre es fascinante, pues habitualmente nace de una emoción, una frase, una vivencia. Así que, hacerlo sobre un tema tan concreto me supuso un reto. Quería reflejar el sentir de tantas mujeres con las que había compartido charlas y momentos, trasladar sus miedos, sus vivencias y, por supuesto, que también tuvieran mi propia huella. 

    Después de varios retoques ya tenía listos los poemas para el ensayo. Rita, quien también participó con su sentida declamación, y yo misma, acudimos a la casa de Miguel y Julia, fundadores de la asociación cultural Villaquilambre Cuenta, dos músicos excepcionales y una pareja fantástica.

    Los momentos del ensayo los conservo en mi memoria como un instante mágico. Violín y piano en perfecta armonía envolviéndolo todo. Me sentí acariciada por las musas, deseé detener el tiempo y quedarme suspendida en esa deliciosa bruma poético musical.

     Y, por fin, llegó el día. Lo que no podíamos sospechar es que el dulce noviembre nos tenía preparada una preciosa nevada que, aunque dificultó la llegada a la casa de cultura de Navatejera, hizo del encuentro algo aún más especial.

    Entre amigos y familiares nos sentimos cálidamente arropados y pasamos una velada maravillosa. La música fue fluyendo entre las letras y las letras se diluyeron en la música. 

    La poesía es vida, es voz, es grito, es desgarro, es emoción, pero sobre todo es melodía. Por lo que, si se acompaña de música, de excelente música, se vuelve inconmensurable. 

    En definitiva, fue un acto bellísimo, emocionante. Agradezco muchísimo a Miguel y Julia que contaran conmigo, que me regalaran unas vivencias inolvidables. Y esto fue solo el principio.

    Larga vida a la música, larga vida a la poesía, larga vida a la ternura.




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